16 April 2013

Camila: producto de amor.

Hace un tiempo compartí esta noticia y hoy la resalto de manera pública, es que

¡Estoy embarazado! es decir... Caro (mi pareja) y yo, ¡estamos embarazadxs!!

El susto no pasa y los nervios tienen su escalda y muy pocos momentos de calma, es que definitivamente esto es un gran reto, es una gran nueva etapa, sin dudas la más larga que nos tocará vivir.

A nos, como en la mayoría de los casos de parejas, la realidad nos sorprendió y al reaccionar a ella, reflexionar y ponderar, la decisión de amar a la criatura en proceso de gestación tomó lugar y creció con rapidez.
Nuestro previo desinterés a la idea de descendencia, en gran medida, nos hace tener altos desconocimientos de muchas (demasiadas) cosas y aspectos de esta etapa. Cada día encontramos respuestas e ideas para algo que ayer nos preguntábamos, pero casi al instante surgen dos o tres nuevas inquietudes para hoy y para mañana.



Esta enorme responsabilidad de ser genitores y tutores de una vida humana nos arropa y nos lanza a la dura tarea de ser mejores y prepararle el mejor escenario posible en este planeta y en nuestra sociedad. Es una faena altamente demandante, tanto que a veces deseamos que se pudiera decidir con un dado o siguiendo alguno de los muchos y variados libritos de “modales y costumbres sociales y culturales” que recetan cómo prepararnos, cómo escoger su nombre, su vestimenta, su lugar en la casa, su alimentación y los niveles de exposición, juegos y costumbres a fomentar y evitar, pero no es nada fácil y nos toca hacerlo y descubrirlo todo en el camino...

En verdad queremos darle un escenario completo e integral, que le permita ser libre para crecer y ser una persona humana en plenitud. Pero con las condiciones actuales de nuestra sociedad, eso requiere de parte nuestra un marcado esfuerzo por darle un ambiente ideológicamente justo, cargado de justicia social, ecologismo, feminismo, secularismo, con buenos balances emocionales, culturales y psico-sociales que le permitan un completo desarrollo humano, físico, intelectual y espiritual.

En cuanto a su salud, creo que tenemos una buena ginecóloga, bastante capaz y respetuosa de nuestros ideales, en consultas las sonografías o ultrasonidos nos han dado al menos dos buenas noticias, la primera es que es “producto único” y que va creciendo con total normalidad, y la segunda es que es niña.

Eso nos lanzó a la búsqueda del nombre. Sin exagerar, más de 4,000 nombres hemos visto, libros y páginas de internet hasta un merecido “¡ya no más!”. Buscábamos un nombre con personalidad, que nos agrade y por supuesto le pueda gustar a ella, que no le imponga pesos familiares, sociales o culturales, pero que la mantenga vinculada a sus raíces. Sin segundo nombre de acompañante, la llamamos Camila.

En el proceso hemos descubierto que eso de los significados raya en lo ambiguo, tantos y variados son los significados que le hemos encontrado al nombre, que la tarea era prácticamente decidir con cuál de los “significados” queríamos quedarnos. Al final nos simpatiza la interpretación:

“la nacida libre. Luz y defensora de las causas justas o de quienes nacen en libertad.”

Nada mal, ¿verdad?

Actualmente tiene 37 semanas, ya Camila está al centro de nuestras vidas, desde la creciente panza de su madre siente nuestro amor y responde con pataditas (y otros movimientos) de emoción por ser una Domi-Tica que crece felizmente. Mientras contamos los días y las horas para el alumbramiento, reflexionamos que este tiempo de gestación también sirve para pensar en otras cosas o ponerlas en orden, quizás porque mientras esté en el vientre es más fácil seguir siendo 2 en casa, pero que bueno, porque así tenemos este tiempo para trazar las bases y replantear nuestras relaciones, así trabajamos en complementarnos aún más como pareja, en las cosas diarias, triviales o básicas, pero también en las más transcendentales. Practicar el conservar nuestra relación de pareja, en seguir amándonos cada vez más, en recordar que nuestra relación fue y es primero, y es la base sobre la cual se fundamenta y nace este nuevo rol de ser padre y madre.



Veo a Caro moverse, sentirle y verle el cansancio, hinchársele los pies, sufrir de dolores musculares y demás “achaques” del embarazo y vuelvo a preguntarme si no será un error que esa función gestacional no sea compartida. Y con razón la gente se inventa los antojos y las “ñoñerías” o “chineos” para las embarazadas, puesto que se los merecen y a uno como padre no le queda de otra que asumir todas, TODAS las tareas que se puedan en la casa y así volver a balancear las cargas nuevamente.
 A pesar que todo ha sido y parece que será un reto tras otro, también he de decir que afrontar esta realidad ha sido algo divertida hasta ahora. Descubrir que hay más personas perdidas o desconocedoras de las intimidades del mundo de la gestación y el alumbramiento, incluso personas que ya han tenido hijos o hijas e igual no tienen claridad sobre cosas que quizás son básicas; ver como las cábalas, anécdotas, creencias, tabúes y tradiciones se imponen y replican sin cuestionamiento, como doctrina eclesial, incluso causando daño en algunos casos, pero no suficiente para causar revuelo o crítica y por tanto se mantiene y se defiende. Mujeres y hombres aconsejando sobre decenas de cosas qué hacer y qué no hacer, es posible en un mismo día recibir dos consejos parecidos y dos respectiva y totalmente contrarias sobre el mismo aspecto o tema. Personalmente me gusta, para ponderar, conocer y absorber de la sabiduría popular en complementación a la ciencia, que tampoco tiene todas las respuestas, en fin, es divertido e instructivo.

En este punto donde la felicidad y el amor con y para Camila, es ENORME y lo mejor es que sigue en crecimiento (como ella) nos preparamos para su llegada.





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