04 May 2011

Para el país que queremos

Pedro Castellanos is one of the few social scientist and public opinion creators that I support with blind trust. Here is another great article about things we should change in our society.


La mayoría de la ciudadanía ha expresado de muchas formas su convicción sobre la necesidad de asumir un nuevo modelo de desarrollo. No se trata de renegar del pasado, es claro que este modelo que prioriza el crecimiento sobre la calidad de la vida, la equidad y solidaridad, ha llegado a un punto de quiebre y de continuar sin cambios podríamos llegar a una crisis irreversible que comprometa ya no solo el bienestar de las mayorías y la estabilidad de la economía, sino también la gobernabilidad y hasta las libertades democráticas. Para seguir avanzando necesitamos construir sobre nuestras fortalezas, pero realizar cambios de fondo.



Ningún partido político, ningún sector de la sociedad, por si solo, podría alcanzar estos cambios. Es necesario movilizar las energías de toda la sociedad. El proceso electoral, aunque pueda parecer un contrasentido, podría ser una oportunidad para avanzar hacia alianzas y entendimientos que hagan posible estos cambios.



No hablamos de un compromiso tradicional, de un acuerdo entre elites de la sociedad política para distribuirse cargos y prebendas. Ni de algún tipo de acuerdo entre bastidores entre líderes políticos y dirigentes empresariales o sociales.



Necesitamos un entendimiento nacional de nuevo tipo. Un compromiso como país, que involucre a la sociedad política, la sociedad económica y la sociedad civil entendida como ONGs y los movimientos sociales que organizan y movilizan a los sectores empobrecidos, los trabajadores organizados y las clases medias.



Un compromiso alrededor de un programa mínimo de reformas y cambios con un horizonte temporal de al menos 12 años, tres o más periodos de gobierno. Que se sustente en un Pacto Social y un Pacto Fiscal, que nos permita navegar por un periodo de transición hacia un nuevo estadio de desarrollo. No se trata de amortiguar y menos aún pretender eliminar las contradicciones sociales, A nadie se puede pedir que abandone sus proyectos históricos, sus aspiraciones de modelar la sociedad según sus convicciones ideológicas y compromisos de clase o grupo social, pero sí de comprometernos a construir juntos el andamiaje para que las mismas se expresen en un nivel superior, en un mejor país para todos.



Concertar las políticas básicas en el orden social, económico e institucional, es un asunto que rebasa con mucho los límites de la geografía partidaria, que necesita involucrar a toda la sociedad, con toda su diversidad y capacidades. La variable clave es la Política, con P mayúscula. Necesitamos un liderazgo político que se ponga a la altura de las circunstancias. Que asuma la responsabilidad de conducir al país por nuevos rumbos, más allá de sus diferencias y apetencias personales o de grupo, de su mayor o menor simpatía personal, de sus estilos personales sobrios o chabacanos.



Necesitamos re dignificar el servicio público y su confiabilidad, a base de transparencia, eficiencia y profesionalismo, para que la ciudadanía respalde con entusiasmo y asuma con energía las difíciles tareas necesarias para cambiar el modelo económico, el modelo de políticas sociales y el modelo de Estado que han predominado, todas simultáneamente.



La sociedad política debe ampliar su horizonte, la forma como ha percibido y como se ha relacionado con la sociedad civil y particularmente los movimientos sociales, así como con la sociedad económica. Nuestra sociedad ya no es la misma que hace apenas 20 años. Hemos avanzado mucho en la construcción de un tejido social más organizado y más consciente de sus tareas y responsabilidades. Lo político ya no se limita a las organizaciones partidarias. Hay una agenda política de la ciudadanía. Lo político atañe a lo público, y lo público ya no se limita al Gobierno y ni siquiera al Estado. Lo público es el espacio del interés nacional común, de los ”bienes públicos”, del patrimonio de toda la ciudadanía, de las políticas publicas. Lo público interesa a la sociedad política, a la sociedad económica y a la sociedad civil.



Ya no bastará el clientelismo para concitar el entusiasmo de la sociedad, no bastará el reparto de prebendas ni las técnicas de “marketing político”, ni la capacidad de ser más o menos gracioso, más sobrio o más chabacano. No bastará más de lo mismo. Hay una sociedad consciente, vigilante, expectante, dispuesta a demandar y a proponer, pero sobre todo a reclamar su derecho a participar, a ser protagonista, a ser conducida por la sociedad política, sí, pero no a ser manipulada ni a tolerar autoritarismos excluyentes.