25 October 2009

Estimado Arzobispo. Ojo con lo de Haiti.


Una de mis profesoras de la Universidad, que considero también amiga y mentora, me mandó la invitación para escribir al encargado directo del sacerdote Hartley para ayudar a que tome una decisión argumentada sobre el asunto.

Esta es la carta que le dirigí:


D. Braulio Rodríguez Plaza

Arzobispo de Toledo y Primado de España

Estimado Arzobispo:

Le escribo motivado por la noticia de la comunicación enviada por el canciller Dominicano, el Sr. Troncoso a través del Embajador Dominicano en España, el Sr. Medina en donde se manifestaba un mensaje viciado y erróneo y por demás quería representar el sentir de la población Dominicana.

Soy un joven Dominicano Trabajador Social de profesión, católico de nacimiento y decidido creyente en el Cristianismo como espiritualidad de vida. He trabajado en los sectores menos desarrollados y más necesitados de la población Dominicana y he conocido las condiciones y circunstancias de vida de la población Haitiana en Dominicana. Actualmente me encuentro en Noruega terminando mis estudios de nivel de Maestría y no veo la hora de volver a mi país para seguir trabajando por el desarrollo de las comunidades más afectadas por la pobreza. La situación de la población Haitiana dentro de Haití y en Dominicana es todo un capítulo aparte que necesita de todos nuestros esfuerzos como profesionales, como humanos, como creyentes, como cristianos, como pastores y como personas en capacidad de tomar decisiones para el bien colectivo.

No he tenido la suerte de conocer al Sr. Hartley en persona, pero su trabajo, sus obras, sus esfuerzos, su pastoral y sus resultados los conozco muy bien. Para todo el o la que se acerca a trabajar por cambios y soluciones a la situación de la población Haitiana en los bateyes del Este de Dominicana, le es inevitable conocer la gran labor impulsada y lidereada por el Sr. Hartley. Detrás de su enorme labor social y humana sobresale el sencillo y radical ejemplo de Cristiano, ese ejemplo que lo impulsa a seguir adelante e impulsa a la vez toda la Obra de la que él sirve de instrumento. Es prácticamente imposible pensar que quien tenga al menos una ápice de juicio humano y cristiano pueda no entender las obras hechas por el Sr. Hartley, sólo en ausencia de un corazón y entendimiento Cristiano se puede hablar en contra del trabajo de un incansable hijo de Dios.

Lo diferente del trabajo del Sr. Hartley ha sido su enfoque sobre acciones concretas y apoyo constante e incondicional a la población en necesidad, sus protestas y manifestaciones, aunque bien fundadas, justificadas y justas, no son nuevas. Decenas de organizaciones nacionales e internacionales han elevado la voz previamente a el Sr. Hartley. Por estas razones se podría asumir que el reclamo elevado por el señor Canciller a través del señor Embajador padece de falsedad. La motivación es la clara defensa de intereses empresariales, pues el señor canciller está legal e íntimamente ligado a la principal empresa que se beneficia de la explotación abusiva de la mano de obra Haitiana. Existe una excelente documental que le recomiendo ver “El precio del azúcar”, donde se ofrece visión fundamentada de la realidad de la situación. Situación que históricamente no ha recibido apoyo y voluntad política para ser enfrentada, resultando en 2 países en la misma isla, que deberíamos tener acciones comunes y políticas de desarrollo, pero por la ausencia de cualquier tipo de cooperación entre las naciones parecen dos islas diferentes.

Mientras por momentos la Iglesia Católica en Dominicana padece de falta de acción y mucha palabrería, ejemplos concretos de verdadero Cristianismo, como las acciones evangélicas del sacerdote Hartley deben no solo hacerse permanecer visibles, sino hacerse prevalecer delante a las calumnias e intencionadas iniciativas de perjurio contra la manifestación de un Cristianismo aplicado y verdadero.

Agradecería que tomara en cuenta mi opinión, que está mucho más cercana al pensar de la población Dominicana y la considere para tomar las decisiones de lugar a favor de la población católica tanto Haitiana como Dominicana en mi país.

Unidos en Dios, que nunca falla,

Felipe Enmanuel Díaz Soto

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