Este interesante video me
hace recordar mi primera experiencia con un ciclón o huracán, ciertamente mi
situación fue muy aventajada en comparación con el grueso de la población del
país.
Probablemente esa no será
la última experiencia con un huracán de tal magnitud, pero desde la vivencia
misma y desde el presenciar y entender el contexto y las vicisitudes de la
población en general como adolescente recuerdo mucho, aprendí mucho. En mi
hogar se escucharon noticias provenientes de canales extranjeros que
contradecían los comunicados oficiales nacionales, esto nos permitió tomar
ciertas precauciones y hacer previsiones en cuanto a seguridad y alimentación.
Las lluvias llegaron y la certeza de tener información que al resto de la
población no se le suministraba se confirmó, vi como mi familia se empeñó en
compartir la información y alertar a toda la vecindad y familiares al respecto.
Los vientos llegaron y noticias
de fuertes incidentes y situaciones graves en otras regiones también. El
gobierno decidió aceptar que un ciclón llamado George sí iba a pasar por la
isla, mientras este abarcaba ya toda la geografía nacional y no quedaba tiempo
ni para elevar plegarias.
Cuando pasó, la gris
calma de un aire cargado de suspiros de sobrevivencia llenó todos los hogares
que no estaban debajo del agua.
Manganagua, el barrio
donde vivía en aquel momento, tenía todas sus calles inundadas, desde las más
cercanas a la avenida 27 de febrero hasta el hondo centro del barrio llamado la
Chorrera, donde perecieron más de 5 personas.
La basura, los insectos,
la escasez de alimentos, la desinformación, la incertidumbre, las infecciones y
enfermedades, más la gran desorientación de cómo volver a una rutina de vida colmaban
las mentes y almas de madres y padres en todo el territorio insular.
La mayoría de los medios
seguían mediocremente funcionando enfocando gran parte de la atención en los
jonrones de Sammy Sosa, como para distraer las constantes noticias de puentes
caídos, ríos todavía desbordados y pueblos completos incomunicados que
circulaban sobre todo por el boca a boca.
Ciertamente mucho se ha
avanzado en materia de prevención en los últimos 16 años, pero el candado
después del robo sigue siendo el método social-político de enseñanza-aprendizaje.
Pero, a pesar de la sensibilización, consciencia y sistemas de prevención
actualmente existentes, ¿un huracán hoy día de una intensidad similar a David o
Georges cuánto menos estragos causaría? ¿Está Dominicana en verdad más
preparada?
Ya de adulto y como
padre, estas son preocupantes preguntas que comparto no para seguir preocupándome,
sino para que empecemos a ocuparnos de tener respuestas, pero eficientes y
certeras ante estas dudas.
Aquí les dejo el video:
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