26 September 2011

Citas de Bertrand Russell


Mi amigo Hernán Vidal me pasó un libro sobre preguntas y respuestas de Bertrand Russell, y creo que no sabe lo que hizo... ¿o sí?... el caso es que me "sambullí" a conocer más sobre la hiper-interesante filosofía que propone Russell y me gustó demasiado como "curioso, pequeño y gesticulante animal bípedo", víctima del post-modernismo, me parecen fascinantes algunas de sus ideas.

Aquí algunas citas que resalto de lo que he leído:


La ley es impotente a menos que todo el mundo la respete.

El valor esencial de la cultura es el sugerir criterios sobre el bien y el mal que la ciencia no puede proporcionar por sí sola. 

La democracia es valiosa porque evita atrocidades de muy alta escala.

La democracia es valiosa porque … posibilita un grado de libertad intelectual cuya existencia bajo un régimen despótico no es en modo alguno probable. 

Aunque … puede existir democracia sin libertad, nunca puede darse una libertad segura sin democracia. 

La tolerancia es absolutamente esencial para el éxito de la democracia. Si la gente se aferra a sus principios con tal firmeza que creen que deberían morir o matar por ellos, cada diferencia de opinión conduciría a la guerra o a un golpe de Estado. 

La gente se acostumbra tanto a estar segura cuando debería dudar, que se vuelve incapaz de guiarse por una probabilidad. 

La persona que ha aprendido (o le han hecho aprender) solo a obedecer o bien habrá perdido toda iniciativa personal (y crítica) o bien estará tan lleno de cólera contra las autoridades que su iniciativa se habrá vuelto destructiva y cruel. 

La aceptación pasiva (o mansa obediencia) es desastrosa en la vida adulta, por ella es que las personas buscan un dirigente y aceptan como tal cualquiera que se haya establecido en esa posición. La aceptación pasiva (o mansa obediencia) es (en esencia) lo que da poder a las iglesias, gobiernos, jefes de los partidos y todas las demás organizaciones mediante las cuales se engaña a las personas a fin de que apoyen sistemas viejos que son perjudiciales para la nación y para ellos mismos. 

Antes de hacer una opinión definitiva sobre lo que consideramos “mejor educación”, debemos tener una idea (muy clara) de la clase de persona que deseamos modelar. 

La inmensa mayoría de los hombres (y mujeres) intelectualmente eminentes no creen en la religión cristiana, pero ocultan este hecho en público, porque temen perder sus ingresos.  

La educación progresista (laica) ofrece mucha libertad de expresión (y pensamiento), la libertad de explorar los hechos de la vida y la ausencia de moralidad estúpida que se escandaliza más por una grosería que por una acción cruel. 

La veracidad es el hábito de formar nuestras opiniones de acuerdo con las pruebas y sostenerlas con el grado de convicción que justifican las pruebas. 

Hay algo débil y un tanto despreciable en una persona que no puede enfrentarse a los peligros de la vida sin la ayuda de mitos consoladores. 

Felicidad es: contar con salud; medios suficientes para no sufrir privaciones, tener una relaciones personales satisfactorias y desempeñar una actividad laboral con éxito.

La vida perfecta es una vida feliz, si uno se comporta de manera perfecta no necesariamente será feliz, pero si uno es feliz se comportará de manera perfecta. 

La felicidad no deja de ser una felicidad verdadera porque deba terminar, como tampoco el pensamiento y el amor pierden valor porque no son eternos. 

Si deseas ser filósofo/a, debes intentar desembarazarte de creencias que dependen exclusivamente del lugar y la época de tu educación, y de lo que tus padres y maestras te dijeron. Nadie puede hacer esto por completo, por ende no hay filósofo/a perfecto, pero hasta cierto punto todos/as podemos lograrlo si lo deseamos. 

Los/as miembros de un grupo permanecen unidos /as por el temor a estar (o ser) separados/as. Un peligro común es la forma más fácil de producir homogeneidad. 


Nada grande se consigue sin pasión, pero debajo de la pasión siempre deberíamos llevar a cabo ese examen amplio e impersonal que pone límites a las acciones inspiradas por nuestras pasiones. 

Ninguna persona es del todo libre y ninguna es totalmente esclava. 


Incluso en la era más progresista, gran parte de nuestra actividad se basa en la tradición. Podemos rebelarnos contra la estrechez de miras de nuestros padres y madres, pero sólo podemos alzarnos por encima de ellos si nos subimos a sus hombros. 

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